¿Porque plantar o conservar plantas nativas en nuestros espacios?

Por. Miriam Gobbi – Bióloga –
Centro Regional Universitario Bariloche – Universidad Nacional del Comahue.

Cuando planificamos y armamos nuestros jardines y espacios comunes comunitarios nos solemos preguntar ¿Qué plantas dejamos y cuáles plantamos?

Sin entrar en consideraciones de que especies en particular vamos a privilegiar, puede ser conveniente atender al origen de esas especies y preguntarnos ¿Qué ventajas tiene priorizarlas las especies nativas frente a las plantas exóticas?.

Para abordar esta pregunta consideremos características básicas de todo ser vivo, y esto es que interacciona, con otros seres vivos y con su ambiente físico-químico.

Las especies de plantas nativas, por haber estado en este lugar desde hace muchísimo tiempo (hablamos de millones de años), tienen una larga historia de interacción con otras especies nativas. Esto implica que las plantas nativas:

• pueden competir por un cierto espacio, pero difícilmente una pueda extinguir a otras, porque si han sobrevivido tanto tiempo juntas tienen mecanismos de regulación de la convivencia, y
• tienen una larga historia de asociaciones positivas, o sea que unas se “ayudan” con otras, por ejemplo:
  • plantas más sensibles a la luz crecen debajo de plantas más tolerantes a las luz,
  • animales que consumen frutos de una planta también sirven para dispersar sus semillas,
  • interacciones son microrganismos, que pueden asociarse íntimamente con ellas y hacerlos más eficientes en la absorción de nutrientes y de agua desde el suelo.
• brindan un sustrato específico para que se desarrollen sobre ella otros organismos, ya sea:
  •  de manera permanente como ciertos hongos (por ejemplo el llao-llao), líquenes (por ejemplo la barba del viejo o del monte) o hemiparásitas (como por ejemplo el misodendro) o bien
  • transitoria como nidos, perchas para que se posen aves, refugios para la fauna, etc.

 Además, las plantas interaccionan con factores abióticos y por lo tanto:

• afectan y son afectados por la fertilidad del suelo, que en la región tiene ciertas particularidades que de desprenden de su origen volcánico. Esto quiere decir que una planta nativa no producirá cambios relevantes en las condiciones del suelo y como está adaptada a él tampoco requerirá del agregado de fertilizantes
• así también tendrá menores demandas de agua que una planta que no esté adaptada a este tipo de suelos y a este clima

Un último aspecto a considerar, y no por eso menor relevante, es que las plantas nativas han interactuado con las poblaciones humanas desde siempre, y hay valores, propiedades asociadas a la salud y al suministro de bienes materiales y atributos paisajísticos que hacen a la cultura de una región.

Es cierto que muchas especies exóticas son capaces de adaptarse a un rango muy amplio de condiciones ambientales, y por lo tanto podrían sobrevivir exitosamente en esta zona, pero una especie que tiene alta capacidad de adaptabilidad puede comportarse como especie invasora, y una especie invadiendo es una contaminación al ambiente, implica costos muy altos para su control, su propagación tiene una serie de consecuencia no deseadas, por ejemplo puede venir acompañada de otros organismos que se transformen en patógenos o dañinos  para las especies nativas (por ejemplo hongos, bacterias o insectos) que pueden transformarse en plagas.

En síntesis, las plantas nativas representan un recurso paisajístico, ornamental y cultural que nos permiten conectarnos con  la naturaleza y con la comunidad en que vivimos, son una oportunidad para aprender y disfrutar del entorno, y transcurrir en él causando el menor impacto posible.